Nada más entrar, lanzo mi mochila sobre la cama y cierro la pierna con la puerta.
Inspecciono el lugar: nunca se sabe cuando aparecerán tus enemigos.
Rebusco entre mis cosas y saco el uniforme...no pegaba con mi estilo pero que mas da, ya buscaré la manera de llevarlo a mi manera.
Me lo pongo con rapidez, y me miro al espejo.
Rapidamente, desabrocho la chaqueta y la dejo colgando de mis braazos, tal como llevaba la camisa cuando llegue, y desabrocho un par de botones de la camisa.
Bueno, no acaba de gustarme pero está mejor que antes.
Tomo mi inseparable amiga, la pistola, y la pongo en la cintura del pantalón, echando la camisa por encima y volviendo a salir de mi cuarto.
Primero tenía que encontrar a alguien e informarme.