Furia carmesí (Sheena Fujibayashi)

Nada más llegar a Tormekia, Sheena se encontró con un par de ciudadanos. Tenían las ropas magulladas, y algunas heridas.

-Ya vienen-dijo uno de ellos-si ese científico no hubiera hecho nada...

Los dos empezaron a correr, y pronto se pudieron ver a un grupo de Oms que se acercaban derribando edificios, árboles, y todo lo que encontraban a su paso...

Los Ohms no pudieron avanzar a través del fuego, pero al asustarse comenzaron a expulsar una toxina, que parecía muy fuerte. Varios aldeanos se encontraban casi en contacto con la toxina. Si alguien no hacía algo rápido, aquellas personas morirían asfixiadas...

-Agh, mierda.

Saqué un sello de color verde, colocándolo frente a mi. Este se mantenía levitando.

-Wind seal!!

Un remolino se formó de la nada expulsando la toxina en sentido contrario.
Por si acaso, ya que iba a pasar mucho tiempo allí, saqué una pequeña máscara ninja, por si se repetía el problema de la toxina y procedí a seguir con la busqueda.

El viento tóxico se desvió, y los aldeanos percieron algo más aliviados. Pensaron que lo mejor sería huir en senido contrario a los Ohms, para evitar problemas de estos.

De repente, uno de los aldeanos se paró al ver a Sheena.

-Tu...no eres de aquí. ¿A qué has venido?

-Oh, gracias al cielo. He rezado más de lo que nadie lo haya hecho para que alguien como tú nos salvase. Está en esa dirección-dijo el hombre señalando a un bosque situado al oeste- Por favor, no dejes que se apodere del mundo. Ese hombre...quiere una especie de gelatina que liberan los Ohms muy de vez en cuando. Quiere obligar a la cria a que expulse esa substancia. No se para que servirá...

Sheena se acercó a la entrada del laboratorio. Un montón de aldeanos se agrupaban temblorosos a su alrededor. La entrada era de lo más extraña. Esta estaba situada en la profundidad de un tronco de un árbol bien grueso. Un montón de ramas habían sido arrancadas de la entrada, dejándola al descubierto. Se trataba de una puerta de madera, que aparentemente no tenía nada especial, pero pronto se pudo apreciar que estaba protegida, pues un aldeano estaba golpeándola con una vara de metal, y cada vez que lo hacía, se podía observar un aura azulada, que no desaparecía nunca...

Al ver a Sheena colocarse en aquella posición, los aldeanos hicieron caso y retrocedieron. El sello resistió durante unos instantes, pero al final cedió, provocando una explosión...

El laboratorio estaba bastante oscuro, a excepción de unas luces que provenían del fondo de la sala.

Allí se encontraba el científico, que había notado la presencia de Sheena y la observaba atentamente.

-Asi que tú has sido la niñata que ha desbloqueado la puerta...no creas que te vas a salir con la tuya...¡Hidras, acabad con esta mocosa!
De pronto dos criaturas enormes aparecieron y se interpusieron entre Sheena y el científico.

Spoiler:

-Jajajaja-rió el científico-¿Te crees que esas tonterías servirán? Las hidras...son inmortales, conservadas en cautividad durante años. Bueno, a decir verdad, no hay ningún ser invencible en este planeta, pero dudo que una engreida como tú pueda adivinarlo...

El científico tenía razón pues las heridas de las hidras se regeneraro en cuestión de segundos.

Ajajaja...¡NIÑATA ESTÚPIDA!-gritó el científico al tiempo que pegaba a Sheena un codazo en el estómago, consiguiendo liberarse.

-Observa...jijiji-en cuestión de segundos la herida del cuello se cerró-mi cuerpo ha sido modificado genéticamente con propiedades de hidra. No podrás vencerme, jijiji.

Chasqueó los dedos y las hidras, aún más enfurecidas por el daño causado a su amo, se abalanzaron sobre Sheena.

Retrocedí debido al codazo. Una de las hidras estaba a punto de atraparme.

-Muy bien. Puedes cerrar un pequeño agujero... pero dime... ¿podrías regenerar toda tu cabeza? - Dije mientras con un rápido giro de muñeca atravesaba la cabeza de la hidra más cercana a mi.

La mitad de cabeza de la hidra tocó el suelo y se desplazó rodando hasta los pies del científico. De lo que quedaba de ella, la sangre salía disparada a borbotones, llenando tanto mi cuerpo como mi uniforme de su sangre.
El corte había sido limpio, seccioné su cabeza, atravesando su ojo por el medio y dañando así lo que parecía ser su sistema central.

-Bueno, no eres tan tonta después de todo ¿No?-dijo el científico que parecía algo más nervioso-Pero observa esto.

El científico levantó una sábana que cubría a la cria que Ohm. Esta tenía un montón de tubos anclados a su piel.

-Cuando los Ohms sienten que deben hacerlo, expulsan una substancia extraña, una especie de gelatina. Se ha descubierto que con ellas se pueden evitar todo tipo de toxinas, siendo así inmune a ellas. Las crias de Ohm segregan más cantidad de gelatina. Esto se debe a que la substancia es expulsada con por los Ohms al sentir afecto por alguien, y los niños...están cargados de afecto...Si consigo la gelatina...seré capaz de crear máscaras a partir de ellas, y después hacer que los demás Ohms liberen toxinas, jijiji, y solo sobrevivirán las personas con máscara, es decir, las que yo quiera, y tu, niñata, no estarás entre ellas, jijiji.

-¿Acaso crees que conseguirás realizar ese plan? No pienso dejarte. No vas a salirte con la tuya. Antes de que consigas hacer nada, tu cabeza estará rodando por el suelo. Así que, piénsatelo bien. - Dije amenazadoramente.

Me parecía muy cruel que hiciera algo así con un ser vivo. No podía dejar que lograra su propósito. Metí mi mano en uno de mis bolsillos preparandome para atacar.

-JAJA, yo que tu no haría eso-dijo el científico mientras se sacaba un bisturí del bolsillo.

Con él apuntó a la cria de Ohm.

-No querrás que acabe con ste pequñín ¿Verdad? No, no me he vuelto loco, no jijiji...Se que si mato a esta criatura no conseguiré la gelatina (eso puede esperar), pero podré ver como los Ohms acaban contigo...no creo que les haga mucha gracia ver a su hijito cubierto de sangre...